Historia del surf
El surf es un deporte bastante antiguo. Cabalgar sobre la cresta de las olas a bordo de una canoa alargada a modo de tabla horadada, es una actividad que practicaban ya los habitantes de la Polinesia en el siglo XVIII. El capitán James Cook tuvo ocasión de presenciar el origen del surf, cuanto pudo contemplar las evoluciones y piruetas que realizaban los aborígenes durante su primer viaje a Tahití en el año 1771.
Tal y como la conocemos actualmente, parece ser que la tabla de surf se inventó en Hawai. Decimos esto, ya que es bastante complejo afirmarlo con toda rotundidad, ya que no existe mucha documentación al respecto. Lo que sí es seguro, es que practicar este tipo de actividades sobre una tabla era considerado sumamente peligroso, sorprendente, casi increíble. El teniente James King estaba en marzo de 1779 en las playas Hawaianas y, literalmente quedó alucinado ante lo espectacular del surfing.
La palabra surf significa “cresta de ola, rompiente o marejada”, y es de origen inglés. El artista oficial de aquel viaje, John Webber, fue el primero en pintar a un hawaiano practicando surfing. Por tanto es el primer documento gráfico que se tiene de este deporte.
El deporte del surf estuvo durante más de un siglo completamente olvidado, considerado como cosa de salvajes. No sería conocido hasta el año 1900 en que fue resucitado en Hawai y conocido en California.
Al principio se trataba de tablas de madera macizas, pesadas y peligrosas. Más tarde, hacia 1929, se hicieron huecas. El plástico, material ligero como la espuma, consagró la práctica de esta actividad en 1956 y a partir de entonces se convirtió en uno de los deportes más populares de la costa norteamericana del Pacífico.
Tal y como la conocemos actualmente, parece ser que la tabla de surf se inventó en Hawai. Decimos esto, ya que es bastante complejo afirmarlo con toda rotundidad, ya que no existe mucha documentación al respecto. Lo que sí es seguro, es que practicar este tipo de actividades sobre una tabla era considerado sumamente peligroso, sorprendente, casi increíble. El teniente James King estaba en marzo de 1779 en las playas Hawaianas y, literalmente quedó alucinado ante lo espectacular del surfing.
La palabra surf significa “cresta de ola, rompiente o marejada”, y es de origen inglés. El artista oficial de aquel viaje, John Webber, fue el primero en pintar a un hawaiano practicando surfing. Por tanto es el primer documento gráfico que se tiene de este deporte.
El deporte del surf estuvo durante más de un siglo completamente olvidado, considerado como cosa de salvajes. No sería conocido hasta el año 1900 en que fue resucitado en Hawai y conocido en California.
Al principio se trataba de tablas de madera macizas, pesadas y peligrosas. Más tarde, hacia 1929, se hicieron huecas. El plástico, material ligero como la espuma, consagró la práctica de esta actividad en 1956 y a partir de entonces se convirtió en uno de los deportes más populares de la costa norteamericana del Pacífico.
Los primeros campeonatos mundiales de surf para aficionados tuvieron lugar en la ciudad australiana de Sidney en 1964. El australiano Michael Novakov consiguió tres títulos en la modalidad de kneeboard, una especie de más difícil todavía: surf de rodillas sobre la tabla.
Desde entonces la búsqueda de playas adecuadas para este deporte fue constante. Seguramente el lugar más idóneo sea la playa hawaiana de Makaha, donde están las olas más altas del mundo, alcanzan a menudo los diez metros de altura.
No obstante, se cabalgó sobre olas de quince metros el día 3 de abril de 1868: sobre ella se aupó un hawaiano llamado Olua para salvar su vida cuando un tsunami u ola gigante y asesina azotó la isla de Minole.
Una de las innovaciones últimas en el desarrollo de este espectacular deporte la introdujo el arquitecto australiano Ben Lexcen en 1987: la aleta de las tablas de surf para mejorar la adherencia a las olas.

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